martes, 30 de septiembre de 2014

Un nuevo freno a la paz


Hace unos días, Humberto de La Calle, jefe del equipo negociador del Gobierno, denunció ante la Fiscalía un caso de chuzadas. Según expresó, su correo electrónico y celular han sido objetos de interceptaciones ilegales. Un hecho que no deja de sorprender, teniendo en cuenta que no es la primera vez que se intenta obtener información proveniente del proceso de paz que actualmente se lleva a cabo en La Habana. Hace unos meses ocurrió con el escándalo de Andrómeda y el caso del 'hacker' Andrés Sepúlveda.

Es que definitivamente este es un tema que se le está saliendo de las manos al gobierno Santos, puesto que las instituciones judiciales ante los hechos han sido ineficaces. Las chuzadas se convirtió en un tema de agenda que al parecer no le 'paran bolas'.

Y es que aunque en estos casos todo quede en supuestos, lo cierto es que todo hace parte de estrategias con el fin de conocer información que es secreta, pues esto hace parte del éxito de los procesos de paz, y lo digo porque los que se han hecho durante la historia han tenido esta cualidad. Un ejemplo, el de Irlanda del Norte.

Aunque el secreto de información sea fundamental para dichas conversaciones, hace unos días, cerca a la fecha de la denuncia de De La Calle, el Gobierno Nacional decidió hacer públicos los documentos de los tres puntos pactados hasta el momento entre las partes. Un hecho que en mi concepción tiene un tufillo raro.

A las declaraciones del jefe negociador, también se le sumaron las de las FARC, quienes hicieron un llamado al gobierno de modo que se investigara y se frenara esta problemática, que según ellos proviene de los "enemigos de la paz". Qué irónico. Ahora el grupo guerrillero se ufana de estar del lado de los buenos.

Aunque la guerrilla ahora quiera dar clases de moral, lo cierto es que detrás de ese escándalo hay una estrategia política de cara a acabar con las conversaciones. Algunos congresistas como Ángela Robledo y Roy Barreras ya han dado sus opiniones, y le apuntan al expresidente Álvaro Uribe Vélez. En mi concepto, nada raro teniendo en cuenta que tuvo la canallada de burlarsele al país en tiempos de su presidencia, a través de su partidaria la hoy buscada María del Pilar Hurtado.

Con el tiempo he aprendido que la malicia indígena de Uribe no tiene límite. Por eso después de cosas como el huir en una plenaria donde se le acusa de paramilitar o ser defensor de tipos como Andrés Felipe Arias ya nada me sorprende.

No obstante, insisto, el proceso de paz debe continuar. Aunque hoy Colombia presente un hueco fiscal, el cual con un postconflicto se agrandaría, creo que el fin del conflicto armado interno le abriría las puertas a los mercados internacionales y países miembros de estas comunidades, lo cual ayudaría a subsanar el gasto fiscal que requiere este paso. Definitivamente, el país sin guerrilla sería otro, o por lo menos su visión cambiaría a nivel de relaciones exteriores. Sería más productiva, competitiva...menos peor.


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